DOT 3 suele ser suficiente para coches de uso urbano y conducción moderada. Ofrece un punto de ebullición en seco alrededor de 205 °C y en húmedo de 140 °C. Sin embargo, absorbe humedad con relativa rapidez—hasta un 3 % de contenido de agua en un año—lo que reduce su punto de ebullición y pide cambios más frecuentes.
DOT 4 mejora las prestaciones: punto de ebullición en seco de 230 °C y en húmedo de 155 °C, gracias a aditivos que retardan la absorción de humedad. Está indicado en vehículos de mayor exigencia—turismos potentes, todoterrenos, deportivos—y en aquellos con sistemas de frenado antibloqueo (ABS) o control de estabilidad (ESP), donde las temperaturas de trabajo suben más.
Al margen de la norma DOT, existen líquidos DOT 5.1, con un punto de ebullición aún más alto (260 °C seco, 180 °C húmedo) y compatibilidad con ABS y ESP, y DOT 5, basado en silicona, empleado casi exclusivamente en aplicaciones militares o muy específicas, pues no es miscible con los demás y tiene características muy distintas.
Para la mayoría de conductores, la recomendación del fabricante de tu vehículo (en el manual de uso) y la elección de un líquido homologado DOT 4 de marca de prestigio—con certificados ISO/SAE—asegura fiabilidad. Marcas reconocidas en el mercado ofrecen formulaciones con aditivos anticorrosión y antifricción, que alargan la vida de bombas, cilindros y latiguillos.
Síntomas de un líquido de frenos en mal estado
Detectar a tiempo que el límite de vida del líquido se acerca te permite evitar fallos graves. Observa estos síntomas:
- Pedal blando o esponjoso: si necesitas pisar más abajo de lo habitual para notar resistencia, el fluido puede tener burbujas de vapor o estar demasiado degradado.
- Aumento de la distancia de frenado: un pedal menos firme o un retraso en la respuesta provocan que necesites más metros para detenerte.
- Frenos recalentados: un olor extraño o humo cercano a las ruedas tras frenadas prolongadas indica ebullición parcial del líquido.
- Fugas visibles: la pérdida de líquido en la zona del cilindro maestro, latiguillos o pinzas requiere una revisión inmediata del circuito.
- Piloto de freno encendido: en coches modernos, la centralita detecta la humedad del líquido y enciende el testigo de “revisión de frenos” o “nivel bajo de líquido”.
Si percibes alguno de estos signos, no lo dejes pasar: un sistema de frenado fiable depende de un fluido en las condiciones adecuadas.
¿Cuándo cambiar el líquido de frenos?
La caducidad del líquido de frenos no se mide en kilómetros, sino en tiempo y condiciones de uso. Como regla general.
- DOT 3 conviene cambiarlo cada 12 meses o 20 000 km, lo que ocurra primero.
- DOT 4 puede alargarse hasta 24 meses o 30 000 km, gracias a su mayor estabilidad ante la humedad.
- DOT 5.1 permite intervalos de 36 meses o 50 000 km, aunque pocos vehículos lo requieren.
Sin embargo, si conduces en zonas de alta montaña (frenadas prolongadas), climas lluviosos o utilizas el coche para remolcar, las temperaturas y humedades del circuito varían mucho, por lo que es aconsejable adelantar el cambio al año, independientemente del kilometraje.
Cambiar el líquido de frenos consiste en vaciar el circuito, purgar cada rueda para extraer el fluido viejo y las posibles burbujas de aire, y rellenar con el nuevo líquido hasta el nivel indicado. Es un proceso que un taller profesional lleva a cabo en 30–45 minutos y que aprovecha para inspeccionar latiguillos, discos, pastillas y el depósito.